martes, 19 de agosto de 2008

Quien fue:Elena G de White



ELENA GOULD HARMON nació en Gorham, Maine, el 26 de noviembre de 1827 en la familia de Roberto y Eunice Harmon. Ella, junto con su hermana melliza Elizabeth, eran las menores de un grupo de ocho hermanos.


Cuando Elena comenzaba su adolescencia, ella y su familia, aceptaron las interpretaciones bíblicas de un granjero que se volvió predicador Bautista, Guillermo Miller. Junto con Miller y otros 50.000 adventistas sufrió un amargo chasco cuando Cristo no regreso el 22 de octubre de 1844, la fecha que indica el fin de la profecía de los 2.300 días de Daniel 8.


En diciembre de 1844, Dios le da a Elena su primera de unas casi 2000 visiones y sueños. En agosto, 1846, se casó con Jaime White, un ministro adventista de 25 años que compartió la convicción que ella tenía de que Dios la había llamado para que haga la obra de una profetisa. Poco después de que se casaron, Jaime y Elena comenzaron a guardar el sábado como séptimo día, conforme al cuarto mandamiento. Madre de cuatro varones, Elena experimentó el dolor de perder por medio de la muerte a dos de sus hijos. Herbert murió a las pocas semanas de nacer, y Henry murió a los 16 años. Sus otros dos hijos, Edson y William, llegaron a ser ministros adventistas.


Elena de White fue una escritora prolífera. Comenzando con 1851, cuando publicó su primer libro, se extiende en un caudal de artículos, libros y folletos. Entre ellos, algunos son puramente devocionales, mientras que otros son selecciones de muchas de sus cartas personales con consejos, escritas en el transcurso de los años. Otros son históricos y delínean la continua batalla entre Cristo y Satán por el control de los individuos y las naciones. También publicó libros sobre educación, salud, y otros temas de especial importancia para la iglesia. Después de su muerte se han publicado cerca de 50 compilaciones, en su mayoría de materiales que no se habían publicado con anterioridad. Es autora de varios miles de artículos que fueron publicados, con el correr de los años, en las revistas Review and Herald, Signs of the Times, y otros periódicos Adventistas del Séptimo Día.
No obstante su timidez y renuencia, Elena de White se convirtió eventualmente en un oradora pública muy popular, no sólo en los Estados Unidos, sino también en Europa y Australia. Se demandaba su presencia no sólo en reuniones adventistas sino también ante audiencias no adventistas, donde se apreciaban mucho sus temas sobre temperancia. Durante 1876 ella habló a una audiencia estimada en 20.000 personas, su mayor audiencia, en Groveland, Massachusetts, por más de una hora sin la ayuda de un micrófono. En su visión del 6 de junio de 1863, Elena de White recibió instrucción sobre cuestiones relacionadas con la salud, como el uso de drogas, tabaco, café, té, comidas con carne, y sobre la importancia del ejercicio, la luz del sol, el aire fresco, y el auto-control en la dieta. Sus consejos de salud, basados en ésta y otras visiones posteriores, han provisto a los Adventistas de un estilo de vida que da como resultado el que vivan unos siete años más que la persona promedio en Estados Unidos.
Elena de White leía mucho. Se dio cuenta que la lectura de otros autores le ayudaba en su propia redacción mientras presentaba las verdades que se le revelaban en visión. También el Espíritu Santo le impresionaba para que a veces incluyera en sus propios artículos y libros gemas literarias de las obras de otros. No pretendió ser infalible ni que sus escritos fueran tratados en igual forma que las Escrituras, aunque creyó firmemente que sus visiones eran de origen divino, y que sus artículos y libros eran producidos bajo la conducción del Espíritu de Dios. Básicamente una evangelista, su preocupación principal en la vida era la salvación de almas.
Elena de White fue una persona generosa, y dio un buen ejemplo de cristianismo práctico. Por años guardaba retazos de tela a mano pues si veía a una mujer que necesitaba un vestido, podía proveer asistencia. En Battle Creek asistía a remates, compraba muebles usados, y los guardaba; entonces si la casa de alguien se incendiaba o cualquier otra calamidad afectaba a una familia, estaba preparada para ayudar. Antes que la iglesia implementara un plan de jubilación, si sabía de algún ministro anciano que estaba con problemas financieros, le enviaba un poco de dinero para ayudarlo a enfrentar sus necesidades más urgentes.
Elena de White murió el 16 de julio de 1915. Por 70 años presentó fielmente los mensajes que Dios le dio para su pueblo. Nunca fue elegida para ocupar un cargo en la iglesia, aunque los líderes de la iglesia siempre buscaban su consejo. Asistió a la escuela sólo hasta los 9 años, pero sus mensajes pusieron en marcha las fuerzas que dieron a luz el sistema educativo mundial de la Iglesia Adventista, desde guarderías hasta universidades. Aunque no tenía ningún entrenamiento médico, el fruto de su ministerio puede verse en la red de hospitales, clínicas y dispensarios adventistas que se encuentran alrededor del mundo. Y aunque no fue formalmente ordenada como ministro del evangelio, provocó un impacto espiritual casi sin paralelo en las vidas de millones, desde un extremo de la tierra hasta el otro.
Los libros de Elena de White continúan hasta el presente ayudando a las personas a encontrar a su Salvador, a aceptar el perdón de sus pecados, a compartir esta bendición con otros, y a vivir en la esperanza de la promesa de su pronto regreso.

Pedidos de Oracion


Favor envia tu pedido de oracion a la siguiente direccion iglesiaadventistadeesmirna@latinmail.com o si lo prefieres dejanos un mensaje en este blog,nuestra iglesia te tendra presente con sus oraciones.


El secreto de la oración contestada

Anatoli Levitin, historiador y escritor ruso, estuvo preso varios años en el Gulag siberiano, en donde las peticiones a Dios parecían congelarse. Pero él se fortaleció espiritualmente, y escribió: “El mayor de todos los milagros es la oración. Solamente tengo que volverme mentalmente a Dios e inmediatamente siento una fuerza que viene a mí de alguna parte, y entra en mi alma y en todo mi ser. ¿Qué es? ¿De dónde podría yo, un anciano insignificante y cansado de la vida, conseguir esa fuerza que me renueva y me salva, elevándome por sobre la tierra? Viene a mí desde afuera, y no hay fuerza en el mundo que pueda resistirla”.En esta Guía estudiaremos cómo la oración, “el aliento del alma”, puede ayudarnos a tener una relación más íntima con Dios y una vida cristiana más saludable.


1. UNA CONVERSACIÓN CON DIOS


¿Cómo podemos estar seguros de que Dios nos escucha? “Entonces me invocaréis y vendréis y ORARÉIS A MÍ, Y YO OS OIRÉ; y me buscaréis y me hallaréis porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. —Jeremías 29:12-13. (A menos que se indique algo diferente, los textos bíblicos en esta Guía de Estudio son de la versión Reina-Valera revisada en 1960.)¿Qué seguridad dio Jesús de que él escuchará y responderá nuestras oraciones?“Y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad y se os abrirá”. —S. Lucas 11:9.La oración es un diálogo. Jesús promete:“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrará a él, y cenaré con él, y él conmigo”. —Apocalipsis 3:20.¿Cómo es posible sentarse con Cristo a la mesa y tener una agradable conversación con él?. Primero, contándole en oración todo lo que tenemos en nuestro corazón. Segundo, escuchando cuidadosamente. A medida que meditamos en oración, Dios puede hablarnos directamente. Y cuando estudiamos su Palabra, él nos hablará a través de sus páginas.La oración para el cristiano puede llegar a ser una forma de vida. “ORAD SIN CESAR. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”. —1 Tesalonicenses 5:17-18.¿Cómo podemos “orar sin cesar”? ¿Tenemos que estar siempre de rodillas o repitiendo sin cesar frases de oración o ruego? Por supuesto que no. Se trata de llevar una vida tan íntima con Jesús, que nos sintamos libres de hablar con él en cualquier momento y lugar.“No hay nada que pueda impedirnos elevar nuestro corazón en ferviente oración. En medio de las multitudes de las calles o de una sesión de negocios, podemos elevar a Dios una oración e implorar la ayuda divina... Debemos tener abierta de contínuo la puerta del corazón e invitar siempre al Señor Jesús a venir a morar en nuestra alma como un huésped celestial”. –El camino a Cristo, pág. 99.Una de las mejores maneras de desarrollar esta íntima relación, es meditar mientras oramos.“Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en Jehová”.— Salmos 104:34.Cuando ore, no presente sólo una larga lista de pedidos. Espere, escuche. Una oración corta y meditada puede enriquecer mucho su relación con Dios.“Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. —Santiago 4:8.Cuanto más nos acerquemos a Jesús tanto más podremos sentir su presencia. No se preocupe tanto de sus palabras, sino de hablar honesta y francamente con él. Cuéntele todo. Recuerde que él sufrió la agonía de la muerte para llegar a ser su Amigo más íntimo.


2. ¿CÓMO ORAR?


Cuando oramos, podemos seguir el modelo que Jesús dio en el Sermón del Monte. Él enseñó a sus discípulos el Padrenuestro para satisfacer su pedido: Enséñanos a orar”.“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén” —S. Mateo 6:9-13.De acuerdo a este modelo, podemos ir a Dios como nuestro Padre, para pedirle que tome posesión de nuestros corazones. Lo buscamos para que supla nuestras necesidades físicas, para que nos perdone y para que nos dé una actitud perdonadora. Recordemos siempre que nuestra capacidad para resistir el pecado viene de Dios. La oración de Cristo concluye con expresiones de alabanza.En otra ocasión Jesús instruyó a sus discípulos a orar al Padre en su “nombre” (S. Juan 16:23), es decir, orar en armonía con el espíritu y los principios de Jesús. Por eso es que los cristianos generalmente terminan sus oraciones diciendo: “En el nombre de Jesús, Amén”. En hebreo, “amén” significa “así sea”.Aunque la oración modelo nos da una idea de cómo presentar una oración, nuestra comunicación espontánea con Dios, de corazón, es lo mejor.Podemos orar por todo. Dios nos invita a orar por el perdón de nuestros pecados (1 S. Juan 1:9); por el aumento de nuestra fe (S. Marcos 9:24); por las necesidades de la vida (S. Mateo 6:11); por la sanidad de las enfermedades y el sufrimiento (Santiago 5:15); por el derramamiento del Espíritu Santo (Zacarías 10:1). Para él nada es demasiado pequeño para que no lo incluyamos en la oración.“Echando TODA vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.— 1 S. Pedro 5:7.Nuestro Salvador se interesa por cada detalle de nuestras vidas. Su corazón se alegra cuando nos dirigimos a él con amor y fe.


3. LA ORACIÓN EN PRIVADO


Casi todos tenemos cosas que vacilamos en compartirlas con nuestros más íntimos amigos. Por eso Dios nos invita a ir a él por medio de la oración privada, para aliviar nuestras cargas. El Todopoderoso conoce mejor que nosotros nuestros temores secretos y nuestros motivos y resentimientos ocultos. Pero necesitamos abrirle nuestro corazón. La sanidad del alma comienza cuando Jesús puede tocar nuestras heridas. ¿Se siente usted preocupado o culpable? Dígaselo al Señor. Cuando oramos, él está cerca para ayudarnos:“Tenemos... uno que fue TENTADO EN TODO SEGÚN NUESTRA SEMEJANZA, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar el oportuno socorro”. —Hebreos 4:15-16.¿Debemos tener un lugar especial para la oración privada?“Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre... te recompensará en público”. —S. Mateo 6:6.Además de orar cuando está trabajado, camina o se encuentra en una reunión social, el cristiano debe apartar un tiempo cada día para la oración personal. Haga su cita diaria con Dios en el momento en que usted pueda concentrarse mejor.


4. LA ORACIÓN EN PÚBLICO


Unirse con otros en oración crea un vínculo especial e invita al poder de Dios en gran manera.“Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”. —S. Mateo 18:20.Lo mejor que podemos hacer como familia es tener una vida unida de oración. Enseñe a sus hijos que pueden presentar directamente a Dios sus necesidades. Se sentirán animados cuando vean que Dios responde las oraciones en los asuntos prácticos de la vida. Haga del culto de familia un momento agradable y de comunicación.


5. SIETE SECRETOS DE LA ORACIÓN CONTESTADA


Cuando Moisés oró, el Mar Rojo se abrió. Cuando Elías oró, descendió fuego del cielo. Cuando Daniel oró, un ángel cerró la boca de los leones. La Biblia nos presenta muchos ejemplos de oraciones contestadas, y nos recomienda la oración como la manera de tener acceso al poder de Dios. Jesús prometió:“Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. —S. Juan 14:14.Sin embargo, algunas oraciones parecen no ser escuchadas. ¿Por qué? Estos siete principios le ayudarán a orar más efectivamente:
a). Manténgase cerca de Cristo.“SI PERMANECÉIS EN MÍ, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. —S. Juan 15:7.Si hacemos de nuestra relación con Dios y estar en contacto con él nuestra prioridad, escucharemos y buscaremos las respuestas a nuestras oraciones que, de otra manera, podrían pasar inadvertidas.
b). Confíe en Dios.“Y todo lo que pidiereis en oración, CREYENDO, lo recibiréis”. —S. Mateo 21:22.La fe consiste en buscar al Padre celestial confiadamente, para que supla nuestras necesidades. Si siente que le falta la fe, recuerde que nuestro Salvador hizo un milagro para un hombre desesperado que le rogó:“Creo; ayuda mi incredulidad”. –S. Marcos 9:24.Concéntrese en ejercitar la fe que tiene. No se preocupe por la que le falta.
c). Ríndase confiadamente a la voluntad de Dios.“Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa CONFORME A SU VOLUNTAD, él nos oye”. —1 S. Juan 5:14.Recuerde que Dios desea tanto enseñarnos como darnos cosas por medio de la oración. A veces dice “no”; y otras veces nos lleva en otra dirección. La oración es un medio para estar a tono con la voluntad de Dios. Por tanto, tenemos que estar atentos a las respuestas de Dios y aprender de ellas. Es de gran ayuda recordar nuestras peticiones específicas y lo que nos ha sucedido.
d). Espere pacientemente en Dios.“PACIENTEMENTE ESPERE A JEHOVÁ, y se inclinó a mí y oyó mi clamor”. —Salmos 40:1.Lo importante es mantener la atención en Dios, en su respuesta. No haga oraciones precipitadas y luego piense con temor en el problema. Espere pacientemente en el Señor. Necesitamos practicar esta disciplina.
e). No persista en el pecado.“SI EN MI CORAZÓN HUBIESE YO MIRADO A LA INIQUIDAD, el Señor no me habría escuchado”. —Salmos 66:18.El pecado acariciado anula el poder de Dios en nuestras vidas: nos separa de él (Isaías 59:1-2). Usted no puede persistir en el pecado y, al mismo tiempo, esperar la ayuda divina. La confesión sincera y el arrepentimiento resuelven este problema.Si no estamos dispuestos a que Dios nos libere de nuestros malos pensamientos, palabras y acciones, nuestras oraciones no serán efectivas.“Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”. —Santiago 4:3.Dios no responderá “sí” a las oraciones egoístas y faltas de sinceridad. Mantenga sus oídos abiertos a la ley de Dios, cumpla su voluntad, y él escuchará sus peticiones.“El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable”. —Proverbios 28:9.
f). Sienta la necesidad de Dios.Dios responde a los que piden su presencia y poder en sus vidas.“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados”. —S. Mateo 5:6.
g). Persista en la oración.Jesús enseñó la necesidad de insistir en nuestras peticiones con la historia de una viuda persistente que siempre se presentaba ante un juez con su petición. Finalmente, el juez cansado, dijo: “Sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia”. Y Jesús concluyó, diciendo: “¿Acaso no hará Dios justicias a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?” (S. Lucas 18:5-7).


6. LOS ÁNGELES MINISTRAN A LOS QUE ORAN EN SUS NECESIDADES


El salmista se regocijaba porque sus oraciones fueron contestadas:“Busqué a JEHOVÁ, y él me oyó, y me libró de todos mis temores... El ángel de JEHOVÁ acampa en derredor de los que le temen, y los defiende”. —Salmos 34:4,7.Cuando oramos, Dios envía a sus ángeles para responder nuestras oraciones (Hebreos 1:14). Las Escrituras enseñan que cada hijo de Dios tiene un ángel guardián:“ Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que SUS ÁNGELES en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”. –S. Mateo 18:10.Descubra el poder de la oración en su vida personal. La Biblia dice:“El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. –Filipenses 4:5-7.


7. EL ESTILO DE VIDA CRISTIANO


La Biblia describe un distintivo estilo de vida cristiano. De acuerdo a Efesios 4:22-24, el cristiano debe “despojarse” del viejo estilo de vida que es “conforme a los deseos engañosos”, y “vestirse” del nuevo estilo de vida que es “creados según Dios”.Para triunfar, fije “los ojos en Jesús” hoy y podrá ser parte de la celebración de la victoria final, cuando la paz de Cristo reine para siempre.

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